Según el padre de Angry Birds, el famosísimo juego para iPhone y iPad, la videoconsola está destinada a morir. Peter Vesterbacka dice que este tipo de juegos se adapta más rápidamente a la demanda social, y su tiempo de reacción es menor que el de las grandes compañías de videojuegos.
Y es que en estos últimos tiempos, los juegos sencillos y que logran "engancharnos", han cobrado mucha importancia en este sector (Cut the Rope, Worms, Tiny Wings). Resulta muy útil y atractivo llevar la consola en el bolsillo, sobre todo para los que viajamos en transporte público. Nos encontramos el que lee un libro, el que hojea el periódico gratuito o el que se "echa un vicio al Angry Birds" (aunque siempre hay momentos para todo).
La verdad, es que en este tema es difícil posicionarse. Creo que los usuarios de estos dos tipos de juegos son distintos. Por un lado se encuentra el jugador casual (el viajero que comentábamos antes) y por otro lado, el jugador formal, el que se sienta tranquilamente y sin prisa a jugar a la videoconsola. Aunque muchas veces, estos dos jugadores se fusionan y pueden llegar a ser el mismo.
Por eso considero que la muerte de la consola va a ser lenta y dolorosa. Todavía existe un público muy fiel y numeroso a los videojuegos, pero que paulatinamente cambia de bando, o como decíamos antes, va y viene de un bando a otro. Por eso yo creo más bien en la convivencia, al menos de momento. ¿Y tú de que bando estas? ¿Guerra o convivencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario